martes, 22 de diciembre de 2015

Crítica: Aguirre der Zorn Gottes (1972)

Título en Español: Aguirre, la cólera de Dios
Director: Werner Herzog
Guión: Werner Herzog
Reparto: Klaus Kinski
Música: Popol Vuh
Fotografía: Thomas Mauch
Productora: Werner Herzog Filmproduktion

Handlung
Siglo XVI, un grupo de exploradores y conquistadores españoles atraviesan la jungla amazónica en busca del Dorado, un mítico enclave que según cuentan, se encuentra abarrotado de oro. Al mando de la expedición se encuentra Lope de Aguirre, quien poco a poco ira perdiendo el juicio, no dudando ni por un momento en poner en peligro la vida de sus hombres y de su propia hija, con tal de encontrar El Dorado.

Meine Bewertung
Es lo que tienen esas películas catalogadas de culto u obras maestras, que la decepción puede resultar mayor. Es culpa de la expectación que despiertan las alabanzas y buenas críticas que reciben, y que debe servirnos como lección. Una crítica no es más que una opinión personal. Esta persona puede entender más o menos de cine, tener un gusto parecido o diferente al nuestro, de manera que de poco sirve en ocasiones ser parcial o imparcial. De la misma manera que la hora y media de duración de Aguirre, la cólera de Dios me resultó toda una tortura a pesar de las críticas que la alaban, podría darse el caso de que vosotros tengáis la oportunidad de disfrutar del trabajo de Herzog pese a mi crítica. Todo comienza cuando el joven director de cine, Werner Herzog, se siente atraído por la historia de un explorador español llamado Lope de Aguirre. Fascinado por su historia, y decidido a dejar el rigor histórico completamente de lado, escribe un guión en apenas unos pocos días que hace llegar al excéntrico actor Klaus Kinski, quien acepta entusiasmado dar vida a Aguirre. Tras una larga planificación, y con un excaso presupuesto (un tercio fue directamente al bolsillo de Kinski), el equipo se traslada a la selva peruana para rodar allí la historia de un hombre que arrastra a los suyos a través de un tortuoso viaje, cegado por la codicia y la locura. Desde sus primeros trabajos, Herzog había sentido gran afinitud hacía este tipo de personajes, anti-héroes enfrentados al resto del mundo, un mundo que les rechaza por ser diferente y aspirar a grandes cosas, aunque dichas empresas estan abocadas al fracaso. Dichas características define a la perfección al propio Aguirre. Sin embargo, Herzog busca que dicha empresa vaya unida a la aparición de locura que despierta en el personaje ante la misión y la extensidad de la jungla como si de un Charlie Marlow en busca de Kurtz se tratase. Si la lectura es que el aburrimiento de la misma es la responsable directa de la locura, sí, obra maestra. Pero creo que no es la intención.
Herzog construye una historia de aventuras minimalista en la que la escasa presencia de diálogos, el ritmo pausado, y la apariencia de improvisación constante por parte de todos los miembros de la producción impide disfrutar de una historia con un gran potencial. Trabajos posteriores del director alemán me han convencido de que es un gran conocedor de su oficio, especialmente en sus documentales. Tiendo a pensar que la intención de Herzog era dar un toque documental y realista a su cinta, pero ni así logra su objetivo. Únicamente la hermosa fotografía de Thomas Mauch, y la banda sonora a cargo del grupo Popol Vuh logran salvar una cinta sobrevalorada.


Esta sería la primera de cinco colaboraciones entre Herzog y Kinski. Ambos siempre mantuvieron una relación de amor-odio que acabó plasmada en el documental Mein liebster Feind. Las discusiones entre ambos resultaron constantes. El modo de enfocar el personaje, y el permanente mal humor de Kinski solían ser sus principales motivos. Y es que de Kinski también se ha dicho y escrito mucho. En mi opinión, le acompaña más su figura de actor problemático y excéntrico, que su propio talento. Este se deja llevar auspiciado por su propia personalidad para dar vida a Lope de Aguirre, aunque la mayor parte de tiempo parezca que no sabe muy bien de que va la cosa.
Como apuntaba anteriormente, la película tuvo un gran éxito, principalmente entre la crítica especializada. Se catalogó a la cinta de culto, y sirvió de escaparate internacional tanto a su director como a su protagonista. 
En resumen, no voy a recomendar encarecidamente que no veais la cinta, aunque tampoco os voy a animar a ella. Si tenéis cualquier tipo de interés, no os dejéis influir por esta crítica, dadle una oportunidad si lo consideráis oportuno, y juzgad después.

Das Beste:
La fotografía y la banda sonora

Das Schlimmste:
Dirección, guión, Kinski.

Preises:
Premios del Cine Alemán
Mejor Fotografía

Nota: 1/5 Cervecita sin Alcohol

Aquí podéis ver la película online:


@cine_aleman

jueves, 17 de diciembre de 2015

Crítica: Angst essen Seele auf (1974)

Título en Español: Todos nos llamamos Alí
Director: Rainer Werner Fassbinder
Guión: Rainer Werner Fassbinder
Reparto: Brigitte Mira, El Hedi Ben Salem, Barbara Valentín,
Irm Hermann, Elma Kazlova, Anita Bucher, Gusti Kreisal
Música: Peer Raben
Fotografía: Jürgen Jürges
Productora: Tango Film


Handlung
Emmi Kurowski es una viuda sesentona que conoce una noche en un bar, resguardándose de la lluvia, a un joven marroquí llamado Alí. Ambos son seres solitarios que casi sin esperarlo, como suele ser habitual, se enamoran perdidamente el uno del otro. Emmi y Alí deciden que este último se mude al apartamento de ella, lo que despertará los instintos más bajos de rechazo y crítica por parte de los conocidos de la mujer.

Meine Bewertung
He leído en varios sitios que si se quiere conocer y comprender la evolución de la sociedad alemana desde la segunda guerra mundial hasta los años ochenta conocer la filmografía de Rainer Werner Fassbinder ayuda, y no podía estar más de acuerdo. El bávaro no fue un director más. Estamos hablando de uno de los más claros referentes del Nuevo Cine Alemán, corriente cinematográfica surgida en los años 60 en la que un grupo de jóvenes directores decidieron apostar, al igual que en Francia con la Nouvelle Vague, por un nuevo tipo de cine que se alejase del anclado de los años 50. Volker Schlöndorff, Werner Herzog o Wim Wenders fueron otros de los directores que surgieron de esta camada de genios. Un nuevo tipo de cine, una nueva manera de contar historias. Cada uno lo hizo a su manera, y aunque Fassbinder fue uno de los más experimentales en sus comienzos, no tardo en tornar hacía un tipo de historias mucho más melodramáticas en las que buscaba mostrar distintos extractos de la sociedad alemana en diferentes momentos de tiempo y lugar, evocando el cine del también alemán Douglas Sirk, o del norteamericano Raoul Walsh. El tema de esta cinta, la cual transcurre en Munich, tiene que ver con el racismo y la xenofobia, algo, curiosamente, aún presente en Alemania aunque evidentemente en menor medida. La historia transcurre durante los años 70, y tiene como referente a los inmigrantes árabes que trabajan en Alemania en empleos mal pagados y que despiertan la antipatía de los propios alemanes que no encuentran trabajos, ya que estos están ocupados por dichos inmigrantes. También hay recelo hacía ellos desde los atentados de las olimpiadas en Munich, en el año 1972, en el que el grupo terrorista Septiembre Negro, vinculado con la OLP, acabó con la vida de 11 miembros del equipo olímpico israelí y un policía alemán. Rechazados por gran parte de la sociedad, ante la imposibilidad, o gran dificultad de adaptarse a la cultura, estos inmigrantes caen en el alcohol o la delincuencia, lo que no hace más que agravar el problema. Alí es uno más. Y al conocer a Emmi, viuda de un inmigrante polaco que entiende la situación del primero, se siente compenetrado, a pesar de la diferencia de edad. Ambos se comprenden, llegan a compenetrarse, y ante una clara necesidad de amar y ser amado, acaban juntos.

Esto desemboca en el rechazo de los conocidos de Emmi, desde las chismosas de sus vecinas, hasta sus compañeras de trabajo y sus hijos. A pesar del estrés y la presión que sufren, tanto Emmi como Alí se sostienen el uno al otro, fortaleciendo su relación. Es aquí cuando Fassbinder da un giro a la historia. Tras unas cortas vacaciones en la que la pareja busca alejarse, sorpresivamente, y por diferentes razones, acaban siendo aceptados por los mismos que les rechazaban en un principio. Las vecinas dejan de mirar con malos ojos a Alí, los hijos de Emmi le aceptan definitivamente y hasta se disculpan por su comportamiento anterior, y las compañeras de Emmi empiezan a mirar con buenos, y hasta lujuriosos ojos, a Alí. La relación pierde su fuerza inicial surgida por el rechazo de los demás. Fassbinder refleja un nuevo problema, y es el cultural, a través del cus-cus. Alí no puede evitar echar de menos su hogar, su país, su familia, y esto se ve reflejado en la añoranza por su plato favorito, el cus-cus, el cual Emmi se niega a preparar. Emmi, disfrutando del giro que ha dado su vida, y la definitiva aceptación de su relación con Alí, no llega a ver o entender el sufrimiento de este.
Como apuntaba al principio, Fassbinder homenajea en esta película, rodada en apenas dos semanas, y que a la postre acabaría siendo considerada como una de sus obras maestras, a su principal mentor, Douglas Sirk, y en concreto, a dos de sus películas, Imitación a la vida, y especialmente Solo el cielo lo sabe. Ambas cintas son críticas a la doble moral de la sociedad y el efecto de presión que pueden llegar a ejercer por su rechazo e hipocresía.
Cabe destacar, por encima de todo, a la protagonista de la historia, Briggite Mira, cuya actuación conmueve realmente al espectador, por contraposición de El Hedi Ben Salem, quien da vida a Alí, y quien a pesar de la dirección de Fassbinder, nos deja una actuación plana y poco o nada creíble.

Das Beste:
La historia y Briggite Mira.

Das Schlimmste:
El Hedi Ben Salem.

Preises:
Festival de Cannes
Premio del Jurado Ecuménico
Premio FIPRESCI
Premios del Cine Alemán
Mejor Actriz

Nota: 4,5/5 Cervecitas.

Aquí podéis ver la película online:


@cine_aleman

jueves, 10 de diciembre de 2015

Crítica: Oh Boy (2012)

Título en Español: Oh Boy
Director: Jan Ole Gerster
Guión: Jan Ole Gerster
Reparto: Tom Schilling, Marc Hosemann, Friederike Kempter,
Michael Gwisdek, Justus von Dohnányi, Frederick Lau
Música: The Major Minors, Cherilyn MacNeil
Fotografía: Philipp Kirsamer
Productora: Schiwago Film/ Chromoson Filmproduktion/
Hessicher Rundfunk/ ARTE

Handlung
Niko es un joven que, como otros tantos muchos, se encuentra perdido en lo referente a que hacer con su vida. Hace dos años que ha abandonado los estudios, como otras tantas cosas; su novia, o amante se ha cansado de su comportamiento; su padre deja de ingresarle dinero en su cuenta para que se busque la vida... A través de una serie de divertidos y trascendentales pasajes, seguimos a Niko durante 24 horas en su deambular por la capital alemana en busca de algo que le de sentido a su existencia, permitiendo al espectador conocer al personaje, los problemas a los que se enfrenta, y comprender futuras decisiones.

Meine Bewertung
Los primeros trabajos de un director nos dicen mucho de él o de ella. Para empezar, nos descubre sus principales inquietudes e influencias. Vemos de lo que es capaz, o si apunta maneras. Oh Boy es el caso de Jan Ole Gerster, quien dirige su primera cinta (trabajo fin de carrera) pasado los 30 años y en la que nos presenta a un personaje con el que no resulta difícil identificarse. La gran mayoría hemos pasado por una etapa similar en nuestra vida en la que dudábamos de lo que éramos capaces, o que queríamos hacer realmente con nuestra vida. Hay una frase durante la cinta que lo retrata perfectamente, y es cuando el protagonista pregunta ¿Sabes cuando tienes la sensación de que la gente a tu alrededor es un poco extraña? Pero cuando lo piensas un poco te das cuenta de que no son los demás, sino que tú eres el problema. Te das cuenta que el resto del mundo cambia, madura, pero que tú te quedas atrás. El personaje de Niko ha dejado sus estudios de derecho porque no quiere ser alguién como su padre; sin saber que quiere hacer con su vida, no puede compartir esa incertidumbre con su chica; conocedor de que hay un problema con él, comienza a caminar por las calles de Berlín buscando una respuesta. Esta llegará a través de las diferentes vivencias que le deparará el día. La influencia de un amigo actor suyo y las decisiones que tomó en el pasado; el encuentro con una chica de la que se reía en el colegio por su gordura y quien ahora es una atractiva y delgada actriz; la triste existencia de su vecino que lleva cinco años sin acostarse con su mujer, víctima de un cáncer de mama; el relato de un anciano borracho y los remordimientos de una vida pasada; todo esto empujarán a Niko en un nuevo día que jamás vemos salvo que por fin logra sentarse y disfrutar de una taza de café solo listo para lo que le depara la vida.
Jan Ole Gerster cuenta con maestría una historia original influido por el cine de la Nouvelle Vague, el Free Cinema británico, el nuevo cine alemán por parte de Wim Wenders, el cine independiente de los 80s de Jim Jarmusch, y desde mi punto de vista, el elegante blanco y negro de Manhattan de Woody Allen. Lleva a la pantalla una historia original pero basada en muchísimas historias con protagonistas repartidos por todo el mundo. El gran protagonista de la cinta es Tom Schilling, presente en todo momento, el actor no solo da vida al joven Niko, perdido, desencantado, confundido, incapaz de enderezar su vida tal y como la sociedad espera de él, sino que se convierte realmente en él. La fotografía en blanco y negro de Philipp Kirsamer evoca el día a día en Berlín, en localizaciones que no me son desconocidas y que me emocionaron ver en pantalla.

Das Beste:
Tom Schilling, la escena con Michael Gwisdek, y el guión.

Das Schlimmste:
Un exceso de pasividad en cuanto al personaje principal y una influencia por parte de los personajes secundarios apenas notable, salvo en el caso del personaje de Michael Gwisdek.

Preises:
Premios del Cine Alemán
Mejor Película
Mejor Director
Mejor Actor
Mejor Actor Secundario
Mejor Guión
Mejor Banda Sonora

Premios del Cine Europeo
Mejor Ópera Prima

Premios Bambi
Mejor Actor

Premios del Cine Bávaro
Mejor Actor
Mejor Guión

Nota: 3,5/5 Cervecitas.
@cine_aleman

domingo, 6 de diciembre de 2015

Crítica: Im Labyrinth des Schweigens (2014)

Título en Español: La Conspiración del Silencio
Director: Giulio Ricciarelli
Guión: Elisabeth Bartel, Giulio Ricciarelli
Reparto: Alexander Fehling, Andre Szymanski, Friederike Becht, Gert Voss
Música: Sebastian Pille
Fotografía: Roman Osin
Productora: Beta Film

Handlung
Alemania, 1958. Johann Radmann es un joven e inexperto fiscal que al igual que muchos alemanes de su generación desconocen por completo los crímenes que cometieron sus paisanos durante la guerra y en especial en los campos de concentración. No será hasta que un periodista llame su atención sobre lo ocurrido en Auswitch que comenzará un proceso judicial contra todos los responsable que pueda encontrar y probar que cometieron algún delito en dicho campo, apuntando principalmente a la figura del fugado doctor Josef Mengele. Lo que Radmann no puede ni sospechar es que el grado de encubrimiento de dichos crímenes por parte de la sociedad, y en especial de altos cargos políticos, judiciales y policiales, supera a aquellos que desconocen lo que sus padres o abuelos hicieron durante la guerra.

Meine Bewertung
Vivir en Alemania desde hace tantos años, y haber tenido la oportunidad de tratar con tantos alemanes me han permitido formarme una idea bastante general sobre el conocimiento de las propias familias sobre lo que los suyos hicieron o dejaron de hacer durante la guerra. No digo que mientan, pero el grado de desconocimiento es notorio. No es un tema tabú, solo pasado, y se le procura dar menor importancia. Mi intención a la hora de preguntar jamás ha sido incriminatoria, meramente curiosa, ya que es un tema que me fascina. En las escuelas se enseña a los niños que ocurrió durante la guerra, los llevan en excursiones a los campos de concentración, todos saben lo que pasó en su país... pero el papel de sus familias ya es otra cosa. No me cabe la menor duda que las habrá que traten el tema. Yo de momento, no he conocido ninguna. Y tampoco voy a juzgarles, ¿quién coño soy yo? Sin embargo, dejar caer en el olvido algo tan importante me parece un error. Si esto es algo que aún ocurre hoy en día, imaginad sólo una década después de la guerra, cuando los hechos aún era relativamente recientes. La situación de Alemania tras la guerra era de auténtico caos. El país dividido en diferentes zonas, personas huyendo por las carreteras. Supuso mucho trabajo y esfuerzo dejar atrás todo este sufrimiento para volver a reconstruir un país democrático. No hubo tiempo para analizar la guerra salvo las proyecciones obligatorias a la población civil sobre los campos de exterminio, que no pocos consideraron como propaganda. La economía, el bienestar, preocupaciones propias de países democráticos y modernos pasan a ser las prioridades de los alemanes durante mediados y finales de los años 50s. Lo que se hizo, o no se hizo, durante la guerra, es algo que no se menciona. Algo que empieza hasta a olvidarse de manera voluntaria e involuntaria a partes iguales. Pero no por todos. Un fiscal y un periodista deciden reabrir las heridas del pasado en busca de un cura definitiva. Hubo juicios tras la guerra, los famosos juicios de Nürnberg, en los que los jueces eran de las naciones aliadas, y los alemanes solo se veían representados entre los abogados defensores. Pero había llegado el momento de que fueran los propios alemanes los que supieran que habían hechos los suyos durante la guerra, condenarles, y de esta manera alcanzar una expiación total como país.

Una interesante película que quizás llega un poco tarde pero con una historia de capital importancia para la sociedad alemana y para el mundo en general. No es solo importante recordar que hubo alemanes contrarios a Hitler. Es vital que se sepa que también los hubo que lucharon por erradicar cualquier mancha pasada de su país evitando a criminales vivir el día a día sin castigo, a pesar de la fuerte presión recibida por aquellos que no querían que se supiera.

Das Beste:
La historia y el reparto.

Das Schlimmste:
Una historia y un proyecto tan interesantes como este no pueden contar con una dirección tan plana como la de Giulio Ricciarelli. Correcta, pero plana. Podríamos encontrarnos ante una nueva Vida de los Otros o El Hundimiento, pero no es así. Dudo muchísimo que logre la nominación al Oscar como Mejor Película de Habla no Inglesa, a pesar de haber sido elegida por la Academia de Cine Alemán, por encima de una joya como Victoria.

Preises:
Premios del Cine Bávaro
Mejor Actor

Nota: 3/5 Cervecitas.


@cine_aleman

martes, 1 de diciembre de 2015

Crítica: Victoria (2015)

Título en Español: Victoria
Director: Sebastian Schipper
Guión: Olivia Neergaard-Holm, Sebastian Schipper
Reparto: Laia Costa, Frederick Lau, Franz Rogowski,
Max Mauff, Burak Yigit, Nadja Laura
Música: Nils Frahm
Fotografía: Sturla Brandth Grovlen
Productora: Monkey Boy/ Deutschfilm/ Radical Media


Handlung
Victoria es una joven madrileña residente en Berlín que tras entablar relación con cuatro jóvenes y simpáticos alemanes a la salida de una discoteca a las cuatro de la mañana se verá envuelta en una consecución de inesperados e irreparables giros que cambiarán su vida para siempre. Seguiremos a Victoria en tiempo real, durante más de dos horas, y sin cortes, a través de las calles del barrio berlinés de Kreuzberg en una espiral de momentos inolvidables que atraparán de lleno al espectador en su butaca/sofá/cama, y que difícilmente podrán olvidar.

Meine Bewertung
Si consigo que cada persona que entre en este blog y lea esta reseña se animen a ver la película, me sentiré realmente satisfecho, ya que es lo que quiero, que la veáis. Y es que se ha hablado mucho de Victoria. Fue premiada en el Festival de Cine de Berlín, arrasó cual huracán en los Premios del Cine Alemán de este año haciéndose con seis de los siete premios a los que aspiraba, gran parte de la crítica tuvo que reconocer, no solo el mérito de grabar toda la historia en un único plano de más de dos horas, sino la fuerza que desprendía cada fotograma gracias tanto al equipo artístico como el técnico. Se ha hablado, y se sigue hablando mucho, de esta cinta para bien, y por la simple razón de que están en lo cierto. Sin ánimo de descubrirme como un empedernido categórico, me atrevo a asegurar que nos encontramos, no solo ante una de las mejores películas alemanas de los últimos años, sino de toda su historia. Muchos son los culpables de dicha hazaña, pero me gustaría destacar al director y guionista de esta maldita genialidad, Sebastian Schipper, y a la inteligencia mostrada en su cuarto trabajo tras las cámaras desde 1999 en la que, a diferencia de una gran mayoría de los directores actuales, pone la técnica al servicio de la historia, en vez de la historia al servicio de la técnica. Con esto me refiero al principal atractivo con el que se vende la película, su único plano, todo un prodigio técnico por parte de Sturla Brandth Grovlen que invita al espectador más curioso a darle una oportunidad a la cinta. Y es verdad. Pero hay más. No es solo que el cámara esté grabando durante más de dos horas sin cortes (algo por lo que Hitchcock hubiese matado para su Rope y que imitó no hace mucho Alejandro González Iñarritú en la estupenda Birdman) a los actores andando, corriendo, subiéndose a tejados, disparando, conduciendo, tocando el piano, desangrándose, es que además tiene una historia como trasfondo. Un argumento que analizado fríamente tras el primer visionado, descubres que habría perdido gran fuerza sin el plano secuencia, de la misma manera que este habría resultado una costosa perdida de tiempo sin la historia. El desarrollo de la trama resulta en todo momento realista, unido a que el espectador es uno más en la historia, siempre a la misma altura que los personajes, compartiendo cada momento con ellos. Esto ayuda a afianzar la credibilidad de los acontecimientos, por muy sorprendentes que puedan llegar a parecer. Seguramente en una historia con cortes, con pausas, la historia habría perdido gran parte de su fuerza, permitiendo al crítico de turno usar frases recurrentes para explicar los diferentes giros del guión como metidos con calzador, pero no es el caso gracias a lo dicho anteriormente.


Y a pesar de la dificultad que supone estar más de dos horas (y perdonad que repita el dato, pero es algo que quiero remarcar) contando algo sin parar, el ritmo de la historia jamás decae. Dividida en dos partes claramente diferenciadas, comenzamos con Victoria entablando amistad con los cuatro jóvenes, paseando, charlando, bebiendo, riendo, conociéndolos a fin de cuenta; y una segunda en la que la protagonista decide seguirlos para echarles una mano en un peligroso trabajo, algo que dota de mayor emoción a la historia, pero siguiendo el mismo sentido del ritmo que la primera parte. Esto se debe en gran parte al gran trabajo del reparto, los cuales improvisan gran parte de sus diálogos siguiendo unas pautas previas por parte de Olivia Neergaard-Holm y Sebastian Schipper. De entre ellos destacan por supuesto la española Laia Costa, a quien hemos visto en España en la película Tengo ganas de ti (Fernando González Molina, 2012) y dentro de poco en Palmeras en la nieve, del mismo director. Una joven que, como tantos españoles, ha abandonado su país natal por diversas razones, que vive con un sueldo miserable, en una ciudad en la que no conoce a nadie y que a causa de esto último, y un duro pasado que iremos descubriendo a lo largo de la historia, permite entender las decisiones que toma durante la misma. Su trabajo en esta cinta ha sido considerado por no pocos críticos como una de las revelaciones del año, siendo la primera actriz de habla no alemana que logra el premio a Mejor Actriz de la Academia de Cine Alemán. Y por supuesto, tenemos a Frederick Lau, un actor al que la mayoría descubrimos en La Ola (Dennis Gansel, 2008) dando vida a un joven marginado que se veía encandilado en el proyecto escolar sobre el totalitarismo impuesto por su profesor. A diferencia de otros actores de su misma generación con un mayor atractivo como Max Riemelt, Elyas M´Barek, Matthias Schweighöfer, Florian David Fitz, o Tom Schilling, el principal atractivo de Lau es la ausencia del mismo. Eso le permite (por no decir que le obliga) a desarrollar un tipo de personajes mucho más profundos y complejos como es el caso. Su trabajo como Sonne es apabullante. En resumen, la química entre estos dos actores, una versión menos académica pero más real de Ethan Hawke y Julie Delpy en la trilogía de Antes de..., supone todo un aliciente para la historia. El resto del reparto, Franz Rogowski, Max Mauff y Burak Yigit, están a la altura en sus roles secundarios, especialmente el primero. 
No quisiera terminar sin mencionar la exquisita (no se me ocurre mejor adjetivo en este caso) banda sonora de Nils Frahm, la cual aparece principalmente en momentos de absoluto silencio fílmico. Los personajes pueden seguir hablando, pero Schipper no está interesado en sus diálogos, sino en captar el momento, y esto es algo que gracias al trabajo de Frahm.


Das Beste:
Todo.

Das Schlimmste:
El desarrollo de ciertos puntos de la historia invitan al debate, como la rapidez de los medios para llegar e informar del tiroteo, o que la policía no llegue a tiempo al hotel, pero poco más.

Preises:

Premios del Cine Alemán
Mejor Película
Mejor Director
Mejor Actor
Mejor Actriz
Mejor Fotografía
Mejor Música

Festival de Cine de Berlín
Premio del Gremio de Cineastas Alemanes
Oso de Plata por su Contribución Técnica

Nota: 5/5 CERVECITAS!



@cine_aleman